Extracto de una charla casual en un bar de San Telmo, entre
dos personas que recién se conocen, llamemos a esas personas A y B.
A – Ché a qué te dedicás?
B – Soy músico.
A – A si? Y qué tocás?
B – Toco la guitarra en una banda de Rock.
A – Que bueno, y en que banda tocás?
B – La banda se llama Distorsion!
A – Ahh, no la escuché, salieron en algún lado?
B – Sí, tocamos todos los fines de semana, salimos en un
montón de radios, estamos en Facebook, Twitter, etc.
A – Mirá vos. Y de qué trabajás?
B – …
Si de mí dependiera la respuesta a esta última pregunta, quizá le hubiera pedido que lea mi columna anterior, en la que hago referencia al trabajo del músico, …»si es que después del coma puede abrir los ojos…» [sic], pero más allá de nuestras diferencias, resulta interesante en este caso hacer un análisis.
Antes de seguir avanzando con este tema, sería conveniente que encontremos una definición para la palabra “trabajar”, y dice así: «Tener una ocupación estable, ejercer una profesión, arte u oficio” (fuente wordreference).
Más allá de esta contundente definición, podría afirmar que una
gran porción de quienes hacemos música, le responderían: «y…. soy empleado», claro, jamás un :…»soy Director ejecutivo en una empresa de consumo masivo», ó …»además de Músico, trabajo de…», por lo tanto, según mi punto de vista, la pregunta de «A», es atrevida, y muy cercana a nuestra realidad. Y por qué pasa esto?
Porque todavía, nuestros derechos como músicos se ven tergiversados, porque las instituciones que deben protegerlos, no lo hacen, no controlan las ejecuciones públicas de nuestras obras, no nos representan como sindicato, no existe una legislación a nivel nacional que regule nuestra actividad, por eso los continuos abusos que sufrimos los músicos independientes, de los dueños de bares, boliches, centros culturales, pubs, grandes medios de comunicación, etc.
Pero…. esto ya se debatió, la ley ya casi está, la tienen que aprobar!, me dijo un colega, pero cómo paso, cuándo, dónde? Por qué no me enteré, acaso vivo en un frasco?
Yo me preocupo por informarme, pero no salía de los medios del grupo Clarín, por eso ni me enteré. Vean 6,7, 8 en la televisión pública, te abre la mente.
Por lo tanto hasta que en el Senado traten el proyecto de ley, que se basa en la creación del Instituto Nacional de la Música, el mejor ejercicio que podemos practicar nosotros los músicos independientes, es hacer respetar nuestros derechos como músicos, y no ceder ante la explotación, el trato desigual, la precariedad, de muchos boliches, pubs y bares, que se abusan de su posición dominante para sacar rédito a costa del trabajo del artista.
Me parece bueno compartir con uds. para dar un final a esta columna, un extracto de los Fundamentos en que se basa el proyecto de ley, que está pensada para beneficiar principalmente a los músicos independientes:
…el margen para la exposición de aquellos artistas y productos
culturales ajenos a las grandes empresas díscográficas se va limitando cada vez
más. En otros términos, los que gozan de visibilidad son los músicos impulsados
por las campañas de marketing y promoción, que sólo pueden solventar las
díscográficas más importantes, nacionales o internacionales.
En nuestro país, además, la falta de espacios habilitados para la música en vivo y
la poca integración federal entre los lugares públicos y privados son otros de los
problemas que los músicos padecen cuando quieren recorrer nuestra Nación.
Por otra parte, es necesario exponer la necesidad de espacios para las distintas
expresiones culturales que excedan (o no estén determinados sólo por) las lógicas
del «mercado».
Paradójicamente, la música que circula en forma persistente en todos los medios
de comunicación audiovisual (cine, televisión, radio, Internet) y en los medios
. gráficos, con entrevistas a músicos y distintos informes o noticias sobre el sector,
es una de las expresiones artísticas menos fomentada desde el Estado.
Sin embargo, en la Argentina, más allá de un panorama difícil muchísimas
personas intentan la aventura individual de comunicarse a través de la música y la
mayoría de ellos lo hacen con la pretensión de desarrollar un camino artístico y
profesional. A partir de allí, podemos arriesgar que nuestro país es uno de los
lugares con mayor producción artística original (aún a costa de un mercado que
cada vez es más selectivo y esta selección, por lo general, no se produce por
calidad sino por los dictámenes comerciales imperantes). Estos anticuerpos
culturales que genera la sociedad argentina merecen alguna respuesta no
invasiva por parte del Estado..<sic>
Saludos,
Alberto Tejedor
Seguime en Twitter: @AJTejedor
Lee el proyecto de ley completo: http://jazzycultura.files.wordpress.com/2010/08/lnm_senado_08_07_2010.pdf